29 de octubre de 2009

"Y el sábado se inunda de magia..."-Rubén Damore

El viernes llegó. La magia se acerca.
una ventana en el balcón se abre hacia mí,
esperándote,
como un preámbulo de tu majestuosidad.

Prefacio del cuento lindo,
calor de hogar, ventanas abiertas al cielo,
música que se cuela por los parlantes,
olor a cera, a limpieza, a desorden ordenado,
canto de pájaros, tibieza de verdes árboles.

Es el arreglador casero que me espera,
el pintor aficionado que no aprende.
Es el mate de las seis y la pizza de las nueve,
el asado a la parrilla junto a los amigos.

El jueves por la noche ya inicio mi viaje hacia vos:
te imagino, te sueño, te recorro en mi interior.
Te deseo. Te añoro desde antes del viernes.

Y comienza el sueño temprano,
y se llena de luces mi mañana
cuando se asoman los rayos de tu sol
por la ventana de mi dormitorio.

Sábado. Puntapié inicial.
Arranca el día donde las personas prefieren:
Festejar cumpleaños y casamientos,
no morir, no enfermarse, no contagiarse,
comprar las mejores ropas, el mejor vestido,
escuchar las melodías propias y vecinas,
apreciar amigos, jugar, bailar, cantar,
disfrutar hijos propios y ajenos,
enamorar a tu otra mitad
amar...

Sábado, querido sábado, mirá te cuento
que eres tan importante,
que el domingo, y mas por la tarde,
ya comienzo el luto semanal,
transformando ese tiempo en el más triste
que se revierte cuando te veo llegar
desde la nave del viernes por la noche

Del libro "Duendes, una manera diferente de sentir la vida"

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