3 de junio de 2010

"No hay amores imposibles" - Rubén Damore

Soy un hombre mayor, casi con la edad de haber doblado el codo y encarando para el disco, pero de vos guardo un recuerdo inolvidable.
Te conocí de pibe, deambulabas por todo el barrio, eras la más conocida, la más querida.
Encerrabas un misterio. Competíamos con el resto de los amigos para ver quien te quería más.
Sabemos que en la infancia estar enamorados es una rara mezcla de amor y miedo.
Ya en mi adolescencia coincidimos y fuimos casi uno. Recuerdo que compartimos momentos gratos e ingratos. En mis tardes de mayor inspiración, tocarte era como acariciar la luna, era como llegar al cielo. Y si venía rechiflado te trataba mal, te denigraba... pero nunca te alejaste de mí. Al contrario.
En la próxima cita, estabas igual que siempre, tersa, suave y dispuesta a recibirme.
Nos divertimos, fuimos felices y creo recordar allí los mejores años de mi vida.
Fuiste y eres el amor más grande de mi vida pero... llegó un día que comencé a perderte. Cada vez te veía menos, cada vez te sentía más lejana.
Y una vez tomé la decisión. Ya no volví a tu encuentro.
Te descubría reluciente en la televisión, otros te nombraban en la radio... ajenos te amaban como yo hubiese querido... Trataba de evitarte.
Presentía y añoraba algún día volver a estar juntos, pero aún no era el momento, otras realidades me rodeaban. Mis años declinaban el reencuentro. Yo, un viejo de los años barriales y vos siempre tan radiante.
Pero una mañana, un día de abril, alguien tocó mi puerta. Un hombre de cara ruda y corazón grande preguntó mi nombre y apuntó conocerme de antaño. Dijo que debería recomenzar un romance, que la vida siempre da una oportunidad más. Él me contó que me estabas esperando, ansiosa, ávida, que debía ir, que iba a ser maravilloso…
Acudí a la cita ese sábado, nervioso y con cosquillas en la panza como en la mocedad de mi pubertad pasada.
Te vi. Caminé lentamente hasta toparme con tu figura geométrica y hasta casi me pareció descubrir tu sonrisa. Te tomé entre mis manos, te apretujé, te besé como nunca te había besado, me permití acariciar tus redondeces, casi impolutas a través del tiempo. Tu perfume era casi el mismo.
Y perdoné tus viejas rebeldías... es que arrastramos a cuestas el idioma de la infancia, llegaste para darle cobijo al desánimo de mi corazón... Y... ahora sí... estoy seguro que me dolería si te dejara.... pero me moriría sin vos...
Una veintena de chicos aguardaban en el círculo central de la cancha sobre el verde pasto con un arco iris de camisetas... Te puse debajo de la suela y de un toquecito te impulsé hacia ellos.

"Número 10" - Gerardo Moszkowicz

El número no es casual. 10 es sinónimo de excelencia, la totalidad, el mejor. A partir de esta definición, podremos hacer un paralelo. 1810 a 2010 son algo más que 200 años de historia.
Significan gran cantidad de generaciones imbuidas de ese sube – baja que los crecimientos abruptos como las crisis cíclicas nos tienen acostumbrados.-
Para ello, debemos conocer de donde partimos, que somos hoy y hacia donde vamos.-
Seguramente es muy pretencioso y no tendría asidero comparar para sacar conclusiones.-
Pretendemos en pocos minutos volcarles algunos conceptos para interiorizarnos del porqué de aquellos vaivenes.
Son 1810, 1910, 2010 tres momentos de una película que nos encuentra hoy como partícipes necesarios.-
El desafío que viene es muy tentador.
El 10 marca una aspiración.
Que nadie nos borre la ilusión.

"Sería fantastico" - Gerardo Moszkowicz

Sería fantástico que Florencia Bonelli y Corin Tellado puedan lograr que todas sus utopías literarias puedan tener ciertos usos de realidad.-

Estaríamos a la puerta de otra humanidad, sin dudas.- Sería fantástico que ante cada crisis, la historia tenga un final feliz.-
Sería fantástico que los castigados no sean siempre los mismos y la aguja algún día gire al revés.-
Sería fantástico que los jóvenes puedan desarrollarse, que el respeto abunde y que al competir, gane siempre el mejor.-
Sería fantástico que la cultura pise fuerte, desterrando la vulgaridad y la mediocridad.-

"Bicentenario" - Gerardo Moszkowicz

Los argentinos vivimos una semana completa de actos en recordación a 200 años de vida como Nación.

La historia reciente y lejana nos presenta una pavimentación plagada de divergencias internas, políticas, sociales, económicas y culturales.
Tomando partido alternativamente como porteños o provincianos, unitarios o federales, librecambistas o proteccionistas, nacionalistas o extranjerizantes, siempre se han tomando posiciones tajantes, donde no existan resquicios para la ecuanimidad en el balance de opiniones.
La pasión es llevada hasta los últimos extremos y la ceguera es total.
Luego de la declaración de la independencia, se puede sostener haber librado escasas guerras con países limítrofes, dejando esta circunstancia la imagen de un pacifismo no del todo real.
Podemos decir que nuestras diferencias con los vecinos las hemos resuelto via conciliación y arbitraje, pero paradójicamente, se da el desmembramiento del territorio colonizado por los españoles en función directa a nuestra incapacidad diplomática para evitarlo. Así de sencillo y de negativo.
Ese mismo pacifismo, uno de los tantos mitos argentinos, desaparece cuando se observe lo ocurrido con el desenvolvimiento de las instituciones civiles.
Para el vencido, nunca hubo misericordia.
El exilio sin posibilidades de retorno, o muerte. Sin eufemismos, los argentinos creemos en la violencia como arma y así lo manifestamos.
Carecemos de virtudes para resolver los problemas sociales con civilidad, con mesura.
Algunos hechos históricos lo demuestran, lamentablemente.
Este es un buen momento para repensar la historia. Abordarla desde otras visiones.
Si creemos en un destino de integración sudamericana, la escuela debe asumir el rol de constructor de conciencias para ese futuro.
El bicentenario es una oportunidad.
Oportunidad para abrir nuevos debates más que cerrarnos en antiguas certezas.
Sería negativo un bicentenario restaurador, que solo mire el pasado con unívoca nostalgia nacionalista.
También sería negativa una invocación al futuro que reniegue de la historia, y que no sea capaz de asumirnos como continuidad de Nación.
Existe un ser argentino que debe ser apuntalado. En él, debemos cultivar lo mejor de cada uno, del respeto al otro, al derecho del otro, teniendo en cuenta las obligaciones a cumplir individual y colectivamente.
No hay identidad nacional. Es muy ambicioso ese afán de unificar. Somos como somos.
Quiera dios que en vez de escarbar ese ser Nacional, busquemos como prioridad una mayor equidad para los seres que lo integramos.
En definitiva, aguardamos la luz que nos haga sentir nuevamente habitantes de una Nación que promueva la unión nacional, que busque afianzar la justicia, consolidar la interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.
Que así sea.

"Mensajes a la radio"

Un programa lleno de cultura. Se escucha un tanto bajo. Muy buena mùsica. Gracias por acordarse de Cerati. Florencia es una ìdola escribiendo. Me parece mentira escucharla. Me encanto Indias Blancas 1 y 2.

Un saludo para todos.
Luisa Velazquez de Avellaneda
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Me encanto escuchar a mi escritora favorita !!!! leì todos sus libros y espero ansiosa la nueva novela.. Un saludo a todo el equipo. Marcela de Parque Centenario
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hola a todos, recien estoy prendiendo la compu, me fui al aeropuerto a dejar a mi hermana, estoy tristona, pero hay q seguir. un beso a todos y gracias por el sabado lindo q pase, lastima lo tuyo ruben. Los 2 temas del mundial hermosos ygual q el e Shakira. suerte argentina un abrazo a todos chantal