25 de febrero de 2011

"Dedicado a Antonio Machado, poeta" - Gerardo Moszkowicz

Mi infancia son recuerdos en un aula de la escuela. Mi juventud, 11 años, donde aprender a pensar y pensar debía.
Mi historia, algunos casos de recordar, si quiero.
Así comienza mi relación con Antonio Machado.
Con el alma desnuda, yo también estaba ligero de equipaje literario, aunque con el transcurrir del tiempo, he andado muchos caminos junto a usted, don Antonio.
Las parábolas de la vida, entre llantos y coplas, surgen inconscientemente pues tienen algún retrato de donde copiar.
También supe utilizar como usted un torpe alineo indumentario.
La dura realidad me lo imponía, pero mi felicidad pasaba por otro lado.
Asomarse por esa ventana que abuela prestaba para escuchar a un joven catalán, sonaban a guitarras del mesón con verdadero aire de su tierra.
Con mis ojos llenos de melancolía, sepa amigo que usted siempre conversa conmigo, aun cuando algunas moscas revoltosas intenten perturbar la evocación de tantas otras cosas.
Su pasado nunca será efímero. Todos le debemos cuanto escribió y, al fin y al cabo, cuando nos llegue el último viaje, podremos jactarnos de poseer su legado, que será también el nuestro.
Entienda señor que usted no es de ayer, ni de mañana, es de siempre.
Su lucha por las reivindicaciones será agua dulce para esas gentes que danzan y juegan, desdeñando las romanzas de los tenores huecos que vociferan por allí. Algunos deberían comprender que la gloria no se persigue, se logra con gestos y valor.
El tiempo pasó. La mala gente que camina y apesto la tierra ganó la batalla, no la guerra.
Se renovaron las esperanzas y las ilusiones para aquel español que vivir y a vivir empieza.
La España que muere y bosteza quedó en el archivo de las caravanas manchadas con tinta de sombra negra.
¡Dios guarde a quien ose subir al madero!
Lo dijo una voz popular:
La casualidad quiso que a 70 años de su muerte yo pudiese realizarle un homenaje a un compañero de la vida.
Mi orgullo, un poco de fe por atreverme a tanto. Lo quise hacer porque en el fondo, y en el buen sentido de la palabra, me siento tan bueno como usted.
Sepan todos que la humildad fue su condición. Profeta, ni mártir, quiso Antonio ser y un poco de todo lo fue sin querer.

1 comentario:

  1. Que precioso escrito tan humano y tan de verdad.
    Gracias por este honeaje a un Sevillano Universal.

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Gracias por tu tiempo