Los palos de sus barajas estaban marcadas por la bonomia, la calidez y quizas una excesiva pero efectiva complacencia con quienes la rodeaban.
El cine y la opera eran pasiones en su vida y no habia motivo que la hubiera hecho desistir de salir de una sala para entrar a otra.
La lectura, el pasatiempo donde acumulo sapiencia y sabiduria. .
La sencillez era su presentacion. El amor por sus padres enfermos, un dogma que impregno mi infancia.
Distintivos eran sus cabellos crespos, su buen hablar, su honestidad.
Era una mujer tan intuitiva que hasta marco mi camino posterior.
Avaló desde su enfermedad la candidatura de quien hace 30 años me ató a su yunta y por suerte hacemos honor a esa postulación.
Fui casi un hijo de la vejez.
No hubo mucho tiempo disponible.
La vida no me dio esas segundas oportunidades que a veces suele brindar.
Quizá por eso, nunca olvidé el camino de regreso.
Hoy 4 de enero, de mil novecientos… y pico, nacia Regina, simplemente, mi mamá.
Excelente relato. Sin desperdicio. Felicitaciones.
ResponderEliminar