Somos ‘xx’, argentinos, con una historia detrás que debería ser nuestro carnet de identidad.
Resulta ser que no lo es. Sucede que todo es muy difuso, relativo. Lo vigente hoy, se olvida mañana, como sabiendo que estas carencias tendrás nulas consecuencias y todo seguirá igual.
Hoy, no somos Mass que individualidades dispersas con sueños que vuelan entre lo imaginablemente posible y las utopías más impracticables.
Seria un acto de estricta justicia releer a Manuel Belgrano en toda su extensión. Mas allá de ser un ejercicio de madurez intelectual, serviría como ejemplo para que la argentina germine aquella prédica de nación tanta veces bastardeada.
A esta altura, la simulación de parecer y no ser tropieza con una mirada internacional que observa como algo que nació para ser grande se fue diluyendo con el tiempo.
La reflexión debe ser profunda. Con la bandera no alcanza. Llevarla a la práctica sí será un acto de auténtico Patriotismo.
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