14 de abril de 2010

"Conversaciones de circo" . Gerardo

Hay veces que los temas dan lugar para hacer algo un poco diferente. Imagine, entonces una conversación con un señor profesional del circo.
Un hombre amable que, sabiendo de mi obsesión sobre la política y los políticos, me admitió que los puede comparar.
-Mirá, no nos podés comparar con ellos, me dijo de entrada.
-Si lo hacés sos un ignorante aunque te reconozco la buena fe eh!!
Sorprendido le pregunté tanta ofuscación.
-Vos no te das cuenta que con tu prédica contribuís a degradar la percepción general de lo que es un circo,  replicó.
-Para que te quede claro: es un arte escénico, esencialmente democrático y con raíces... de antaño, milenarias.
El circo funciona como un mecanismo de relojería, funcionó.
Un trapecista no puede cambiar la ruta de vuelo, ni un malabarista cambiar por capricho su ritnoa y menos un entrenador de tigres improvisar en el acto.
Detrás del circo hay todo lo que un político no ofrece: concentración, riesgo, disciplina, valoración del esfuerzo individual y colectivo, confianza en sí mismo, elegancia, precisión, belleza.
Por otra parte nosotros no le hacemos daño a nadie, pero ellos...
Confieso que no tuve respuesta para tanta verdad acumulada.
Entonces, para relajar la cosa le pedí si me podía hacer una presentación.
-Si, si, escuche:
Pasen señoras y señores, pasen y vean el gran circo 'K' de la Argentina, así varias veces (no querrá que pase desapercibido, me dije para mis adentros...).
¡Sólo les pido por favor no se acerquen a los personajes para que la diversión esté asegurada! dijo guiñando el ojo y buscando mi complicidad.
Como el señor debía partir hacia la función nos despedimos y ahí si, volví sobre sus dichos, pienso y digo:
-Nuestro circo de la vida no es diferente: allí también encontramos domadores que quieren maniatar la libertad de los demás, equilibristas que buscan hacer negocios con los demás, payasos que intentan sacarnos una sonrisa hoy para darnos una puñalada mañana, magos que nos inducen a realizar proyectos imposibles de concretar, etc, etc.
Por eso, cuando nos inviten al circo de la vida, elegí bien que personaje eres y con quien decides actuar.
Cada uno de nosotros tiene un rol importante que cumplir.
Cuando estés en él, intenta que la buenaventura te acompañe siempre, así el espectáculo será mucho más placentero.
Insiste para que el escenario al cual te subas sea lo más angosto posible, igual a la cuerda de un equilibrista, por ejemplo.
¡Tenés que tomar tus recaudos! Seguramente será un buen freno para que muchos ineptos pierda las ganas de subir a escena.
No olvides que el circo de la vida tiene un principio y un final.
En fin... cuando me desperté la realidad volvió a golpearme.
Si, como en el circo de la vida.

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