11 de noviembre de 2009

“A pesar de todo…” .Rubén Damore

Aquí estoy, soy la República Argentina, ¿me conocés?

Soy aquél amor lejano que retumba en tus oídos, que revive en tu retina, que resbala en forma de lágrima por tus mejillas desde la última vez que me viste.

Soy ese pedazo de tierra donde la luna que alumbra tu camino se me antojó tucumana.

Soy el sol sanjuanino, seco y brillante en cielo diáfano, que calienta tu vino.

Soy esa señora blanca que baña los inviernos en el sur engamando lagos, montañas, glaciares y caminos infinitos.

Soy ese canal que alimenta las viñas mendocinas. Soy también un Paraná tumultuoso y marrón que aprieta contra el Uruguay a entrerrianos, correntinos y misioneros, pescadores por sapienza y necesidad.

Soy ese pañuelito del carnaval, ese aroma a albahaca, coplas en las guitarras salteñas. Soy el color de la chaya puneña, soy el río y el canto cordobés, soy el mar que se engalana al besar tus playas, soy quien se pone orgullosa de recibir cada año ballenas, pingüinos, lobos marinos y soy, además el Iguazú que muestra la fuerza invencible del agua.

Soy yo, soy la República Argentina

Soy quien cobija a gobernantes corruptos, jueces que inclinan equivocadamente la balanza, policías coimeros, delincuentes asesinos, y esos personajes detestables derrochones y soberbios que sobresalen en diarios y revistas amarillistas…donde la biblia duerme junto al calefón… donde la mediocridad supera lo normal.

Pero no, no te equivoques, ellos, justamente ellos, son los que detesto, son los que no logro que me quieran y oprimen a los que realmente me aman.

Y por éstos sobrevivo. Por tipos como vos que me están escuchando. Por el peón que rompe sus manos cultivando y cosechando, por el que dejó la vida por mí en Malvinas, por el trabajador honrado, por el maestro que imparte educación, por los jueces honestos, pero sobretodo por los chicos que cada día nacen de mi bendito vientre.

Soy yo, soy la República Argentina. Estoy segura que me conocés... Si estás conmigo, amame.

Si te fuiste, respetame y haceme respetar.

Y si, de repente, se te presentan acordes de un tango, el rasguido de una criolla en Francia, España, en la tierra del Tío Sam o en lo más recóndito del planeta, no lo dudes, soy yo, soy yo amigo quien te pide que no me olvides… cerrá los ojos… soñá conmigo… acá no dejaremos de cantar… seguro que no dejaremos de cantar…


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