Transitando sinuosos caminos entre Dios y el Diablo, el carnaval del mundo se burla de los seres humanos y nos obligan a patear tachos como símbolo de una profunda reflexión.
Se fue Facundo Cabral, los sentires son de pena y pesar.
Haciendo memoria, el mundo estaba tranquilo cuando yo nací, preanuncio de acuerdo tácito por el cual y por entonces, lo Cortez no quita lo Cabral.
Podía soñar que podía describir aquel cuaderno de Facundo, el de niñez triste y solidaria, sin edad y sin porvenir.
Eran momentos de volar bajo, sin estridencias. En su música y sus versos estaba la verdad.
Pero el hoy nos pesa y nos marca.
Lamentablemente, cabralgando entre el feriado por la independencia y la veda electoral, la infausta noticia del nuevo día hacen que los recuerdos de otro recobren la vigencia quizás no reconocida con el personaje en vida.
Suele ocurrir.
Esta jungla desenfrenada de hoy, marcada por sicarios y corruptos, son la muestra fiel del mejor paraíso a la deriva que el derroche de cualquier noticia trágica pudiera traer.
Pero como siempre señores, la obra queda. Cantar, solo cantar, era su predilección.
Se fue un hombre de siempre, que siendo trotamundo por necesidad y librepensador por convicción, contaba sus secretos como las mejores anécdotas que alguien pudiera interpretar.
Ser feliz era su color de identidad.
Las golondrinas, las malas señoras y las flores, de gira por el mundo, perdieron a su referente. Borges, a un gran interlocutor.
Las letras y la música un juglar.
Ahora, en contrapartida, ya es un poco de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu tiempo