Estoy pensando en la guerra. Seguramente muchos soldados jamás se sentirán libres de aquellos momentos. Si por esas cosas que tiene la vida están vivos, muchos diálogos en el silencio darán rienda suelta a la bronca y al dolor.
Por culpa de esos grandes infieles que la Argentina supo tener, un hombre como yo (Galtieri) y varios mas nos embarcaron en una guerra absurda, sin sentido.
En la diplomacia, los gobiernos a veces actúan como dos amantes despechados, la desconfianza es moneda corriente, se sabe. Entonces, ¿como no íbamos a creer eso de gente que viene o gente que va?
Claro, ellos jamás iban a venir. Eso me pasa por volar, demasiado, preludiaba el dictador.
Para seguir, yo soy un solitario que quise apropiarme del poder. Vivir enamorado de esa obsesión fue mi enfermedad.
¿Así eran las cosas?No, que va, mi todo, mi verdad era mi fachada. Eso y mucho más se podían esperar si todo salía como yo lo tenía previsto.
Porque te amo mas que a mi no entraba en mis planes. Mi cinismo era mucho más fuerte. Un hombre como yo no flaquea. La aventura termino mal con un precio demasiado caro por pagar.
Juntos, pero separados, cada ex combatiente continúa su derrotero.
Por suerte, siempre existe un día más, un vuelo de un gorrión que actúa como bálsamo de tanta desidia y crueldad.
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