2 de marzo de 2011

"A mí me dieron el sur" - Para Piero - Rubén Damore

Partí para mi barrio en busca del calor humano indispensable.
Caminé hasta aquella esquina, donde el barrio pegaba la vuelta para perderse aún entre zanjas, potreros, barriletes y pelotas.
Apoyé mi espalda sobre la pared caliente por una tarde que recién iniciaba. Éstas no son cuestiones de células sino del corazón...
Encendí un cigarro, miré la tierra, el cielo, cerré los ojos mientras el humo me envolvió. Pasaron por mi cabeza vecinos, amigos, Magdalena, Juan, Pedro, Waldemar , Johnny Cartucho... y hasta vos... vos y yo ¿cuántas veces nos dijimos hasta mañana? Si aún hoy dibujo tu nombre...
Como un canto a la ternura, muchas imágenes de aquellos tiempos se cruzaron y como en un mundo de fruta encendida, manso y tranquilo me dejé llevar.
Reconocí al afilador y su silbato, al heladero batiendo su “palito, bombón y helado”... hasta me pareció escuchar el chirrido de aquel Falcon verde que apareció esa noche solo para asustarnos y que mi padre no sabia que no era a mí a quien buscaban.
Mi viejo, querido viejo, siempre decía ¡que se vayan ellos! Basta de botas! Yo quiero para mi país algo mejor... Pero no llegó a verlo y se murió en el sueño de los justos, esos que soñaron un lugar mejor. Nada más que un hombre común.
Me declaro culpable por no haber sido lo suficientemente valiente, por eso ahora odio a la señora violencia y ya, mi viejo corazón solo sabe de libertad.
Soy un hombre que viene y que va, vivo en el jardín de los sueños e imagino siempre un país mejor, en libertad.
Ya con la piel cansada de la tarde, me erguí y caminé para ningún lado pensando:
-Qué generosa sos mi tierra que me permitís volver a las raíces, a sentir nuevamente miedo niño y recordar la canción de la abuela, aquella que me enseño como saber lo que es crecer...

¡¡Gracias Piero!!

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