Personaje que transita la vida junto a la mía, sin cruzarse delante para no tropezar, sin colocarse detrás para no quedar abandonado en el olvido.
Fue ese pibe, pantalón corto, medias gastadas, remera manchada que compartió su bicicleta.
Fue ese personaje que en el ‘pan y queso’ me eligió primero en su equipo y no por mi habilidad.
Fue quien saltó conmigo a los baldíos para buscar la caña más seca para el barrilete.
Fue el que se quedó a mi lado llorando cuando corrimos a la perrera que se llevaba a mi querido Biyú…
Fue ese adolescente que de golpe decenas de barritos le invadieron el rostro y sin embargo mantuvo su belleza.
Fue ese que me hizo ‘la pata’ para salir con aquella chica que tanto me gustaba y que nada le importó que nuestro tiempo se redujera a causa de ese amor.
Fue el tipo que siguió llamándome a pesar de haber cambiado de barrio.
Fue el pase perfecto, la pared justa y el gol gritado al sol con todas nuestras fuerzas.
Fue ese adulto, mitad pibe y mitad adolescente que aún permanece a mi lado.
El que se conmovió cuando nació mi primer hijo
El que lloró cuando supo que era elegido padrino.
El que compartió el mate de la vida, amargo y caliente muchas tardes de nuestra subsistencia.
Fue quien encontré fuera de la sala de operaciones de aquel frío hospital.
Y si la vida alguna vez nos separó, la luz igual siempre fue compartida, el cielo fue único y para los dos. Y lo seguirá siendo.
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