Los que murieron.
Unos pocos bandidos,
Todos pequeños.
¿Que mejor suerte
Habrían tenido?
Ahora muertos y no
Presos o drogadictos.
Dicen que eran muy pocos,
Todos pequeños,
Muy mal alimentados,
Caras de sueño
Como si el pegamento
Fuera su dueño.
¡Mejor que mueran!
¿De que vale tenerlo?,
Si no tendrán futuro,
Por estos tiempos.
Cuando nacieron,
Ya estaban muertos.
Pasto de ladronzuelos
Serían al tiempo.
Todos morochitos,
Sin ojos claros,
Ni blondo pelo.
Sin padres preocupados
Por el sustento.
Sin nadie que los cuide
Como a mis hijos,
Mañana el riesgo,
Y perder a uno de ellos
Por estos reos.
No deberían,
Bajar del cielo.
Porque seguro
Que su destino
Será el infierno.
Y yo, no tengo culpa,
Pago tributos, voto
Y comulgo
Y doy limosna al santo
Para los pobres.
¡No! ¡ No para estos!,
Para los otros,
Los que la Iglesia
Cuida en su seno
Y yo, protejo.
Dicen, que eran muy pocos
Los que murieron.
No más de cien,
Sólo unos pocos,
¡Hay tantos de ellos!.
Todos de frío, todos de hambre,
Harapos de sueños, sin nombres,
Sin amor, sin caricias,
Ni un juguete entre ellos.
Como adultos niños,
Como niños viejos.
¡Todos hemos muerto,
Un poco con ellos.!
¡Todos hemos muerto
Y yo, con ellos!
Dr. Daniel P Laneri
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